BAJO LAS ESTRELLAS

Bajo las estrellas que compiten con los brillos de las favelas en los morros de Rio de Janeiro, fuegos artificiales de placer estallan en las terrazas, las playas, y los bosques de la ciudad.

Como casi todos los martes en que he estado visitando la capital carioca, fuimos a Club 117. Y como de costumbre, el lugar me decepcionó.

Los martes son el día de cabinas liberadas, supuestamente el más popular de la semana. Encima, la principal competencia, Point 202, no abre. El año pasado visité Rio de Janeiro en la misma semana de abril, y en el mismo martes el lugar explotaba de gente. Apenas se podía caminar y se podía reconocer a estrellas porno locales cazando programas.

Este martes no fue igual. Ni una celebridad del porno local era visible y se podía transitar y hasta encontrar un asiento en los dos bares (uno cerrado, con el escenario; otro abierto, para fumadores) sin mayores dificultades. Llegué cerca de las 6 de la tarde y, cuando acordé un programa veinte minutos después, no tuvimos que esperar para obtener una cabina. 

La habitación era espaciosa, pero no estaba limpia. La cama no tenía sábanas sino una tela descolorida y sucia cubriendo una colchoneta de cuerina. A los dos minutos de previa la tela se deslizó y terminamos garchando sobre la cuerina desnuda. Cuando terminamos y salimos del cuarto, a eso de las 7, entonces sí vimos cola para las cabinas, pero no mucha.

Mi programa fue un muchacho que había conocido la noche anterior en Point. La mitad de los GPs disponibles habían estado en Point el día anterior. La otra mitad eran tipos llenos de músculos de más de 30 años, la mayoría de ellos haciéndose la paja mirando porno en sus teléfonos.

Cuando estábamos por salir, justo cuando el show iba a comenzar, una gotera empezó cerca del centro del bar cerrado. Parecía una ducha sin presión por la cantidad de agua que caía. Tuvieron que remover mesas y tenían que pasar constantemente el trapo. 

En una sola cosa, en mi opinión, 117 es superior a 202. O en dos cosas: el bar y la cocina. Hace dos años se me ocurrió ordenar pollo frito y me pareció recocido y seco. Sin embargo, esta noche muchos clientes estaban ordenando cenas completas al plato, así que supongo que la cocina debe haber mejorado. De todas formas, en Point solo hay pizza y comida de bar no muy buenas. Le doy este punto a 117.

Con respecto al bar, la ventaja también es clara. La noche anterior, en Point, había tomado 3 caipirinhas y, aunque estaban deliciosas, no había sentido el golpe de la cachaza. En 117, ya estaba borrachín después de la primera caipirinha. Tomé dos y dije basta, porque me iba a poner muy en pedo. Punto para 117.

Como los saunas no me interesan ni para comer ni para beber, 117 sigue perdiendo puntos en mi estima. No creo que vuelva, al menos en este viaje.

Con la gotera a punto de anegar el bar, decidimos irnos. Estaba con I, del que hablé en nuestro posteo anterior. Además, nos habíamos encontrados con Y, que se quedó trabajando un poco más y se nos uniría más tarde, bajo las estrellas. 

Es difícil explicar el tipo de relaciones que a veces se establece entre estos muchachos de origen humilde y caballeros mayores y en mejor situación económica, para alguien que nunca haya visitado Brasil. Por supuesto, el núcleo de la relación es transaccional. Sin embargo, hay un compromiso afectivo que no es igual que el sugar daddy/sugar baby convencional.

Cuando uno se relaciona con estos chicos desde un lugar de afecto, humildad y curiosidad, el componente transaccional se enriquece con un compromiso emocional que no tiene nada que ver con el amor romántico y mucho que ver con la amistad leal y el apoyo mutuo. Estos muchachos se convierten en nuestros protectores, nuestros guías, nuestra puerta de entrada a una cultura y una cosmovisión que pueden estar más cerca o más lejos de las nuestras, pero que nos son ajenas. Si somos curiosos, si mantenemos una mente abierta, si dejamos nuestros prejuicios de lado, tenemos mucho que aprender de ellos. Y ellos tienen mucho que aprender de nosotros. Pero esto es tema para un artículo propio. Permítanme presentarles a los actores de nuestra danza bajo las estrellas.

Por un lado, tenemos a I. 

garoto en la favela
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Es un muchacho de 23 años, con un hijo de 4 años que vive con la mamá. I no vive ni sale más con la madre de su hijo, pero sigue pendiente y ayudando en todo lo que puede a su niño. No completó sus estudios secundarios, y su único ingreso actualmente es su trabajo sexual. Se identifica como bisexual y hasta el año pasado mantenía en secreto su versatilidad y se presentaba como solamente activo. Eso está cambiando, y tengo el privilegio de observar de cerca cómo está abrazando sin pruritos su deseo por otros varones y su versatilidad.

Vive en un cuarto humilde en Cidade de Deus, y a veces ayuda a su madre cocinera. Es un eximio asador. Está esperando noticias sobre un empleo como vendedor en uno de los mercados locales. Es delgado, naturalmente lampiño, con piernas y nalgas de jugador de fútbol. Tiene un rostro hermoso, aunque no es de una belleza convencional, y un cuerpo armónico pero marcado por las pequeñas imperfecciones que generalmente vienen con la pobreza. 

I es un muchacho típicamente masculino, honesto, empático, y sin grandes ambiciones. No tiene sueños de fama ni riqueza, sino de armonía personal y felicidad. Confío en él más que en la mayoría de la gente, y saberme de su confianza me llena de orgullo y amor.

Lo conocí hace dos años en Point, tuvimos buena onda inmediatamente, y hemos seguido en contacto desde entonces. Compartí antes los problemas de erección que estoy teniendo. I es mi Viagra personal. Todo lo que necesito es pensar en la forma en que me susurra que es mío, y se me para la pija. Se me está parando ahora. 

Por el otro lado tenemos a Y

Brazilian model bajo las estrellas
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Lo conocí hace tres años durante mi primer viaje después de la pandemia, también en Point. Tiene 28 años y se identifica como gay más que como bisexual, aunque a veces gusta de alguna mujer y siempre fantasea con tener hijos. 

Y vive solo en la favela Videgal. Terminó sus estudios secundarios y, además de ser trabajador sexual desde muy joven, es modelo internacional. Pasa la mitad del año viviendo en Amsterdam y modelando para distintas agencias. Tiene talentos artísticos para la música y el video, y ha producido algunos clips bajo el nick “favela king”.

Y es más sofisticado y pretencioso que I. Habla inglés bastante bien, y sus modales y apariencia son más metrosexuales, elegantes y lejos de la masculinidad simple de I. Es alto, con un afro bastante largo ahora, barba candado, un rostro convencionalmente bello y un cuerpo convencionalmente espectacular, con algunos tatuajes prominentes y unos pocos piercings. 

Si bien la pobreza ha dejado marcas profundas en su experiencia personal, su cuerpo y su apariencia no tienen defectos. Es muy inteligente y ambicioso. Particularmente, su experiencia de largos años de trabajo sexual intenso lo han convertido en un sabio en la materia. Su liderazgo esta noche fue fundamental.

Este martes fue la primera vez que nos vimos desde nuestro encuentro inicial. Hemos seguido en contacto, y si bien viajo todos los años, cada vez que yo estaba en Río, él estaba en algún lugar de Europa. Me encantó que nos hayamos reencontrado.

BAJO LAS ESTRELLAS
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I había conseguido porro, así que nos instalamos en la terraza del airbnb a fumar y relajarnos bajo las estrellas. Y se nos sumó a la medianoche, después de terminar de atender a otro cliente.

El comienzo fue extraño, porque habíamos hablado de encontrarnos, pero no de los detalles. Yo, con mi temor de ser abusivo, a menudo tengo dificultad pidiendo lo que quiero. Desde el principio, Y tomó la iniciativa y fue un maestro de ceremonias magnífico. Al lado de este muchacho soy un pobre aprendiz y principiante.

Las interacciones fueron derivando hacia una tripleta. Apagué todas las luces de la terraza para no ser tan visibles, y nos sumergimos en lo que parecía que iba a ser una tradicional cama de tres. 

Sin embargo, mientras nos besábamos y pajéabamos de pie en la terraza, saqué mi boca del beso compartido para mirarlos. Lo que vi, me gustó.

Aclaremos, una vez más, que soy un señor de 60 pirulos con sobrepeso. Hasta hace cinco años la gente me daba 40, pero aunque mi cara es engañadora, mi edad es inocultable cuando me desnudo. Aunque en nuestras interacciones estos dos muchachos me han hecho sentir deseado, ahora noté que la intensidad del deseo entre ellos era cualitativamente superior. No estaba sorprendido sino encantado.

Nunca había visto a I deseando tan sin inhibiciones a otro hombre, buscando sus besos con su pija al palo. Ellos, en cuanto notaron que me había apartado, trataron de incluirme nuevamente.

bajo las estrellas
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Los besé tiernamente, y tomé sus cabezas por atrás para alejarlos de mí y empujarlos a besarse entre ellos, mientras les susurraba que me gustaba lo que estaba viendo, que quería mirarlos. 

No fue tan fácil ni fue inmediatamente, porque insistían en incluirme y era difícil resistirse. Sin embargo, Y entendió lo que estaba pidiendo y se hizo cargo. Progresivamente manipuló la situación para que yo sea un observador participante.

A partir de allí, se generó un diálogo adorable entre estos dos muchachos. Con mucho sentido del humor, riéndonos y besándonos bajo las estrellas, empezaron a discutir quién haría qué. Se pusieron de acuerdo en que iban a mandarse una cogida vuelta y vuelta. Una vez que llegaron a ese acuerdo, la discusión jocosa pasó a quién haría qué en qué orden. Fue una conversación larga e hilarante, pero finalmente acordaron que I sería el primero en desempeñarse como activo.

Fue hermoso verlos, y fue adorable que nunca se olvidaran de mí y siempre estuvieran buscando formas de incluirme. 

No sólo me pareció encantador presenciar una calidad de interacción que ya es inalcanzable para mí con estos muchachos. Además, me encantó verlos en un rol activo. Piensen que en nuestras interacciones de a dos ellos siempre habían jugado el rol pasivo. 

Terminaron haciéndose la paja arriba mío, con acabadas muy generosas. Disfruté desparramando la leche en mi torso, y como no terminaron juntos, me excitó descubrir que sus leches tenían olores diferentes.

Brazilians

Terminamos después de las 3 de la mañana. I se fue a su casa, Y se quedó a dormir. Se tenía que despertar temprano, así que dormimos solamente hasta las 6:30, y él se fue corriendo. Esta vez no tuvo tiempo de prepararme el desayuno, como en nuestro primer encuentro.

Otra vez solo, traté de seguir durmiendo pero no pude. La experiencia me había dejado feliz, y sentí la necesidad de sentarme a escribir y documentarla.

Ver a estos dos varones hermosos amándose para mí bajo las estrellas, con el fondo de los morros de Río, iridiscentes de favelas que parecían continuar el tachonado de luces brillantes del cielo, acariciados por la brisa del mar, desnudos, es una memoria que sin dudas se suma a las muchas experiencias inolvidables que me ha dado Rio, o mejor dicho, sus habitantes.

Todos los años digo que no voy a regresar por un tiempo para viajar a otros lugares. Todos los años me arrepiento, y no puedo evitar retornar. 

Sigan leyéndome, por favor. Yo voy a seguir viniendo a Rio.

Hasta la próxima pinga, amig@s!

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