lunes en Point 202

Lunes en Point 202 es probablemente la mejor opción ese día de la semana para pasar una noche divertida, si estás visitando Rio de Janeiro y buscando Garotos de Programa.

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En mi opinión, si estás visitando Brasil y te interesa contratar un Garoto de Programa, la mejor opción no es Internet. Claramente, fotos y videos no pueden reemplazar la interacción cara a cara que envuelve el proceso de selección en estos saunas.

Esto es así especialmente para este blogger. Como estoy envejeciendo, mi libido no es la misma de antes y necesito que la química sea buena para funcionar satisfactoriamente. Para decirlo más claramente, soy activo y sin química no se me para ni con Viagra.

Por ejemplo, en esta visita se me ocurrió contratar por primera vez un GP a través de Garoto Com Local. Elegí un muchacho hermoso, y supuestamente perfecto para mi gusto. Desafortunadamente, no hubo onda. Lo noté en cuanto empezamos a besarnos.

Hasta hace unos pocos años, eso no hubiera sido un problema. Con semejante belleza en mis manos, me hubiera salteado los besos y pasado a los bifes sin problemas. No fue así esta vez. Pasé a los bifes, pero con problemas. Le comí el culo, nos chupamos las pijas, pero no se me paraba ni a lengüetazos.

Por eso, los saunas de GPs brasileños siempre han sido irreemplazables para mí, pero lo son especialmente ahora que he ingresado a la tercera edad. Son un lugar donde se puede probar el producto, antes de llevárselo a casa.

Siempre hay que chequear las redes sociales. Por ejemplo, este aviso anuncia cabinas gratis un lunes en Point 202, lo que es inusual

Los dos saunas principales de GPs de Rio tienen sus fanáticos y sus detractores. Hay por lo menos otros dos, pero los más populares son sin dudas Pointe 202 y Club 117. Este blogger está en el grupo minoritario, los que preferimos el primero.

Sin embargo, los lunes en Point 202 no tienen competencia. Ese día, Club 117 está cerrado. Al no tener competencia, no incluye los extras que se usan otros días como carnada. Es un día sin descuentos ni nada de regalo. Point está cerrado los martes, cuando 117 ofrece cabinas gratis, y tampoco abre los domingos. El resto de los días la competencia es feroz. Siempre recomiendo seguir sus redes sociales (chequeen los enlaces en el primer párrafo de esta sección) para enterarse de las ofertas especiales.

Pero como decía, los lunes en Point 202 no tienen competencia. Por eso se crea una situación muy favorable para los clientes que eligen asistir. Por un lado, como no hay ofertas, hay menos clientes. Por el otro lado, y como siempre necesitan trabajar, muchos GPs dan el presente. El resultado es uno de los mejores ratios cliente/GP de la semana.

Junior, el dueño del boliche

Llegué a eso de las 6 de la tarde. Como todos mis lunes en Pointe 202 anteriores, en cuanto atravesé la puerta de entrada sentí que navegaba en un mar de garotos. Y todos parecían mirarme a mí. Claro, no había muchos clientes y yo era una cara nueva.

Hacía calor, pero a los cinco minutos de haber llegado encendieron el aire y la temperatura se puso agradable enseguida. Me senté en una mesa del bar a tomarme un agua y esperar que el sudor de la caminata se me pasara. Yo voy al sauna, pero no voy al sauna. No me desvisto ni uso los lockers. Nunca he pisado las duchas comunes ni los saunas húmedo y seco. Paso el tiempo en el bar y, cuando hay un contrato, paso directamente a las cabinas.

Quizás estuve 10 minutos allí, sentado, y por lo menos cinco garotos me avanzaron. Siempre son muy amables y entradores. Te dan la mano, se presentan, y te preguntan tu nombre. Cuando me interesan, los invito a sentarse y charlamos para ver qué onda. Si no me interesan, muy amablemente les digo, en mi mejor portuñol: prazer, mas não estou procurando um programa. Con eso siempre se van.

En realidad, yo estaba esperando a un GP al que conocí el año pasado y con el que nos citamos allí. Cuando terminé mi agua, fui al mostrador a pedir una caipirinha. Le dejé ostensiblemente una propina al barman (si hacen eso van a tener un servicio mucho mejor cualquier día, no solamente los lunes en Pointe) y, con mi trago, me senté en un banco cerca de la entrada, para esperar a mi muchacho.

Comparando con otros años, me impresionó la diversidad de la oferta. Había GPs de entre 18 y 40 años, de todos los tipos físicos. Uno de ellos tenía una sola pierna, nunca había visto antes algo así, y me pareció encantador aunque no era mi tipo.

Sentando, esperando a mi cita, disfruté la atmósfera de ese lunes en Point 202. En realidad, era la misma de todos los días, y lo que me hace preferirlo a 117. Point se parece más a esos prostíbulos de las películas donde los clientes y las trabajadoras sexuales charlan, se divierten, beben, y escuchan música en una atmósfera festiva. Claro, aquí somos todos varones. Las únicas mujeres son las trabajadoras que limpian las cabinas y cambian las sábanas.

En Point siempre veo y experimento más interacciones amistosas que en 117, y más diversión deshinibida. Un chico, desde arriba de las escaleras que van a las duchas comunes y el sauna húmedo (y que nunca he subido), bailaba samba. Dejó caer su toalla y revoleaba su pija enorme como parte de su coreografía. Los GPs, en lugar de estar pajéandose contra las paredes y dejándose adorar, esperando que los clientes hicieran el primer movimiento, se pajeaban recorriendo todos los rincones del bar y poniéndote sus pijas paradas al alcance de la mano (y de la boca), para que las probáramos.

lunes en Point 202
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A esa altura, ya me había sacado de encima a todos los más agresivos diciéndoles que no buscaba un programa. A los demás, los manejaba con la mirada. Había varios que me gustaban, pero solamente uno que me gustaba mucho. Moreno, hermoso, con el pelo teñido de rubio que hacía que su piel se viera más oscura. Lo miré, le sonreí, e inmediatamente vino a sentarse a mi lado. La imagen de arriba, creada por inteligencia artificial, es sorprendentemente cercana a la realidad.

Le expliqué que estaba esperando a alguien, pero que me gustaba mucho y me interesaba contratarlo en otra oportunidad. Por supuesto, el quería convencerme de contratarlo ya, no con argumentos pero con su encanto. Nos dimos unos besos, y estaba claro que la química era buena. Lo invité con un trago, y seguimos charlando y besándonos.

Le pregunté qué le gustaba hacer, y me respondió, susurrando, que era versátil. Cuando me susurró, me reí y le pregunté si en el sauna sabían que le gustaba que se lo cogieran. Abrió sus ojos enormes y hermosos para decirme que no, escandalizado ante la perspectiva. Así que acordamos que en el cuarto iba a ser mi putita pero en público yo era el pasivo. Teatralizamos eso, y nos cagamos de risa.

A esa altura me lo quería coger ya, y mi cita no llegaba. Acordamos que si no llegaba para cuando terminara mi caipirinha, íbamos a una cabina. No quedaba mucho en mi vaso. J (lo voy a llamar J) lo agarró y de un chupón a la pajita lo terminó. Riéndome, me fui a pedir la llave de una cabina.

Una de las cosas que aprendí este lunes en Point 202 es que terminaron las remodelaciones del tercer nivel. Lo que solía ser un amplio bar para fumadores, se ha convertido ahora en nuevas cabinas con un espacio pequeño para los que necesitan fumar un cigarrillo.

En lugar de números, las nuevas cabinas se identifican con nombres. Nos tocó una que se llama como la calle en la que el sauna está ubicado, Siqueira Campos. Se ve en el video de arriba. Tenía una cama amplia, un aire acondicionado split, y un baño con ducha. El sauna provee gratuitamente jabón, condones, y un sobre de lubricantes.

Necesitaba una toalla y que encendieran el aire. Las dos señoras que trabajan allí ya me conocen de otros viajes, y saben que doy propina, así que en un minuto estábamos cerrando la puerta y empezando a apretar. J fue divino, apasionado, gauchito para disfrutar mi pija, que es gorda y que después del fiasco de la noche anterior estaba dura como un garrote. Me encantó cómo mantuvo su erección casi todo el tiempo, siempre mientras tenía mi pija adentro.

Probamos dos o tres posiciones hasta que dije basta. J se sorprendió de que no quisiera acabar, y de que no le pidiera a él que acabara. Le expliqué que no me gusta tener sexo en el sauna y que me estaba reservando para mi amigo. Como él estaba trabajando y era temprano, tampoco me importaba que él acabara. Los saunas son como un probador para mí, le expliqué. Si me gusta un GP, el buen sexo lo vamos a tener en mi lugar y sin relojear. Estaba claro, él me gustaba.

Nos duchamos, le pagué, y bajé a devolver la llave de la cabina. Cuando volví al bar, mi cita (llamémoslo “I”) vino a saludarme. Nos sentamos a charlar, para ponernos al día, y decidimos que en lugar de culear en el sauna iríamos a mi airbnb. I es hermoso, y al primer beso ya me la había puesto dura.

Nos pedimos un trago, antes de irnos. Cuando volvemos a sentarnos, J reaparece y se suma, resulta que eran amigos. Intercambiamos números y acordamos que en la semana nos íbamos a encontrar los tres en mi lugar. I es un talentoso asador, así que discutimos tener una fiestita con asado en la terraza con jacuzzi de mi airbnb.

Ya eran casi las 9 de la noche y el show estaba por empezar. Nos despedimos de J, y nos fuimos con I. Pero eso ya es otra historia que no tiene nada que ver con los lunes en Point 202.

Sigan leyéndome.

Hasta la próxima pinga, amig@s!

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